Pollo al curry (Daniel Brooks)

Pollo al curry a baja temperatura, rúcula, manzana comprimida, queso comté, mayonesa de cúrcuma y sésamo negro

Cuando tenía 5 años iba a un colegio de Santa Mónica (California) cerca de la playa. Cada día, mis compañeros y yo salíamos de picnic al parque para comer. (Sí, cada día –tenemos un clima perfecto en Los Ángeles para estas cosas). 

Todos los niños abrían sus bolsas de papel marrón y sacaban el “lunch” que les habían preparado sus padres. Aparecían ante mí una multitud de guarradas – paquetes prefabricados de queso rectangular con galletas de la misma forma; chips de maíz del sabor “nacho cheese”; sándwiches de pan de molde, mil versiones, rellenos de chóped, ensaladillas de cualquier cosa sobre mayoneseadas, y la “pièce de résistance” de los estados unidos – el sándwich de mantequilla de cacahuete con mermelada de fresa (peanut butter and jelly).

Sabiendo que mi “lunch” sería una versión sana y gourmet del de mis amigos, abría  decepcionado mí bolsa de papel marrón y sacaba un poco de humus con zanahoria cruda y un sándwich de ensaladilla de pollo al curry con manzana, queso y uvas. OMG! miraba a todos mis compañeros con envidia mientras comían sus patatas y golosinas – ¡yo también quería esas guarradas! pero nunca tuve suerte – mi madre es chef y odia la comida basura que comen muchos niños americanos (bueno, muchos niños de todo el mundo).

Todavía, mis memorias de esas comidas de colegio, cómo el pollo al curry, son muy fuertes. La única diferencia es que ahora pienso en ellas con nostalgia y cariño. De hecho, he incorporado muchos de éstos sabores en mi cocina propia. El plato que os presento es mi versión de aquel pollo al curry, una comida memorable que me preparaba mi madre. Apliqué unas técnicas modernas (baja temperatura para el pollo, maquina de vacío para la manzana comprimida) e hice una presentación cuidadosa. Pero al fin y al cabo, los sabores y el sentido del plato siguen igual que cuando yo iba al cole. Este plato me lleva directamente al parque donde comí estos sabores por primera vez.

La verdad es que tuve mucha suerte de comer así de pequeño– aunque tengo que confesar, después de beber o fumar, a veces disfruto de un sándwich de peanut butter and jelly. ¡Asquerosamente bueno!

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