Hoy he ido al mercado y ya ha llegado la primavera! fresas, habas, brotes de guisante, moras, cordero – por fin!
El invierno ha sido interminable – y lo digo viviendo en un lugar que no tiene invierno de verdad (que morro, no?!). Pero bueno, el mercado si tiene invierno – es tierra yerma durante varios meses. La falta de buena fruta y verdura me ha hecho repasar platos de veranos pasados y me quedo con un plato inspirado por el restaurante Eleven Madison Park en Nueva York. Es un plato de cous cous con verduras, fruta, y yogur – un plato simple y veraniego.
Aunque sea un plato sencillo, no deja de ser un plato repleto de recuerdos vívidos. Ciertos elementos de este plato me hacen pensar en los veranos lejanos que he pasado aquí en San Francisco, en Barcelona, en la India, en Israel y Egipto, en Sudáfrica y Marruecos. Me traen recuerdos de veranos llenos de yogur untuoso, pequeños tomates hinchados, pepinos refrescantes (a veces bañados en Hendricks), playas a petar, arena seca y caliente y un sol deslumbrante.
Este plato me hace pensar en subir la mesada caminando en medio del desierto de Judea con un cooler pesado y lleno de sandía helada. Me transporta al momento de despertarme por la mañana en la ciudad de Hydrabad y remojar mi dedo en el bote de yogur reposando en una encimera de barro. Me lleva a la muralla de humedad catalana, buscando tomates raf en la masía de una amiga. Me pone en medio de Marruecos, comiendo cous cous con un grupo de hombres, esperando la ceremonia nupcial de dos amigos.
Este plato es el ejemplo de cómo los sabores pueden llevarte de viaje en un momento. Es la gracia del arte de la cocina – puedes disfrutar físicamente en el momento y simultáneamente irte de a un viaje emocional y rompiendo las barreras de tiempo y lugar. Siempre busco este momento cuando estoy cocinando o siendo comensal. Es la sensación que me convirtió en cocinero.
Feliz primavera!