Una tarde de pecado

A finales de año pasado, tuvo lugar en Barcelona una cata-presentación de los llamados “ICONS de MH” (Grandes marcas de Moët Hennesy)

Llegados al lugar del evento y para calmar la posible IRA de los asistentes (enfadados por un eventual mal día, por el estrés del trabajo etc….) una copa de Möet et Chandon brut  fue servida, con su carbónico presente a primera vista e igual que el posible estado de ánimo de los invitados: vivo, acelerado, revoltoso aunque en boca bien integrado y amable, como las personas presentes.

Tras las debidas presentaciones de todos nosotros, por delante de nuestras narices desfilaron otros seis productos del grupo.

  • Ruinart rosé brut : Rosado de assemblage 55%Pinot Noir, 45% Chardonnay

Un gran espumoso revelando esas notas de frutas del bosque (arándano, frambuesa,..) con destellos de panadería fina. De cierta estructura y amplitud pero con algo de PEREZA ese día, quizás por la gran competencia de los otros líquidos presentes en la mesa.

A pesar de su tristeza de ánimos, resultó ser uno de los espumosos más fresco.

  • Veuve clicquot vintage 2004 rosé : 60% Pinot Noir, 40% Chardonnay

¡La revelación!

 A diferencia del espumoso precedente, fue exuberante.

Abundancia de aromas en nariz, tal esos toffee, tabaco, cacaos, regaliz de palo, fruta roja fresca (fresas, grosellas, algo de cereza…) y envolventes notas de bollería recién horneada.

De gran complejidad y frescura con carácter vinoso. Corpulento y cremoso con tremenda acidez.

Un gran champagne para impresionar en los momentos de LUJURIA de la vida, entre otros.

  • Krug rosé : un cupage de Pinot Noir, Pinot Meunier y Chardonnay principalmente de grand cru pero  también con algo de 1er cru.

Precisión y elegancia. La ENVIDIA de muchos espumosos.

Pura finura, sutileza, delicadeza con aromas florales, cítricos y de fruta roja crujiente. Muy buena acidez y carbónico delicado y bien integrado.

Textura aterciopelada que muchos desearían tener.

  • Dom Pérignon 2003 : Chardonnay, Pinot Noir

La GULA que mostro ese producto, por su consumo excesivo de sol (debido a la añada más calurosa del siglo), se reflejó en la copa con una madurez atípica en él.

Presencia de frutos negros del bosque en confitura, notas ahumadas, de galleta tostada, con carácter vinoso y carbónico untuoso.

Hay que reconocer que esa añada fue tremendamente complicada para la elaboración de este tipo de vino y que además fue catado poco después del veuve clicquot rosé 2004 (excelente añada en cambio) y el Krug rosé (joya de la corona de los espumosos del grupo).

A pesar de todo, un gran trabajo por parte de la bodega con buen resultado.

  • Termanthia 2009 : Tinta de toro

Un vino tinto de 1 único viñedo de viñas prefiloxéricas de unos 140 años, despalillado a mano y pisado a pies descalzos todavía. De producción limitadísima pero extremadamente concentrado, debido a la AVARICIA por adquirir las riquezas del subsuelo, de las raíces de 7 metros de profundidad de estas cepas.

Tremendo potencial, carga tánica e intensidad pero todavía joven a mi entender.

  • Hennessy Paradis Impérial : Uva Ugni blanc de diferentes añadas y diferentes crus (de Grande Champagne, Petite Champagne y algunos excepcionales de Borderie).

¡El colofón final!

Un coñac SOBERBIO, donde se entremezclaban harmoniosamente notas amieladas, cítricas, avainilladas y de fruta tropical caramelizada (papaya, plátano…)

En boca resultó muy respetuoso (nada de esas sensaciones alcohólicas punzantes comunes a este tipo de bebida).

De gran carácter pero absoluta suavidad y finura, con delicada sensación algo dulce, combinada a la perfección con esa acidez que te invita a beber un sorbo más.

Resumiendo, dos de esas grandes bebidas pasaron algo más desapercibidas (ruinart rosé y termanthia), pero no por falta de calidad sino porque ese día, en ese lugar, en aquel momento y con esas personas, las otras fueron las que más nos hablaron, emocionaron o sorprendieron (o por lo menos a mí).

El vino, como siempre digo, hay que saber escucharlo. Es como las personas, a veces tiene mejor día que otro, pero no por eso deja de ser grande.

En definitiva, SIETE maravillas que hubiese sido PECADO perderse por no acudir a la invitación a la cata en la CAPITAL catalana.